Ensayo – El mundo y sus demonios Cap.12
TRIAS GIL, XIMENA
08 /04/2010
El autor en éste texto analiza y reflexiona sobre los camelos, dícese de noticias falsas, dichos o discursos intencionalmente desprovistos de sentido.
El hombre desde su existencia a “comprado camelos”, de manera intencional o sustentada por la ignorancia. No es cuestión de encontrar culpables, pero la proliferación de los camelos depende de todos, tanto del que los expone abiertamente y con toda intención de llegar a su propósito, así como el ingenuo, cómodo y segado por su ignorancia.
Al hombre siempre le ha costado ver la realidad, encontrar la verdad, es mas seguro quedarse con la primera respuesta, que movilizar nuestras creencias, vivencias, costumbres e ideologías, en contra de una “nueva realidad” y tener que aceptarla. Es inadmisible para muchos.
Es más fácil encontrar las respuestas en algo sublime, inalcanzable, superior sin tener que dar respuestas mayores que la misma fe. Nos han vendido siempre “espejitos” pero hasta cuando el hombre aceptará comprarlos, pero sin mirarse en ellos, o sea ver su propia realidad, investigar, indagar, reflexionar sobre un tema que le atañe, lo rodea, sin creer que pueda perder su identidad, su ideología, su realidad.
Nos acostumbraron a todos en confiar sin analizar, en ver sin observar. Pero siempre hubo alguien detrás que intencionalmente nos vendía esos camelos con un gran propósito personal. Pero somos tan culpables como el propio dador de camelos, ¿porque aceptarlos al primer momento? Cobra el mismo sacrificio al desarrollo cognoscitivo de una población que debe de ser habida de conocimientos y buscadora de verdades.
El autor da varios ejemplos de otros autores, sobre éste tema de los camelos:
Cito algunos que me parecieron interesantes,
David Hume, filósofo decía “Los hombres no osan reconocer ni siguiera ante su propio corazón”
Son capaces de ocultar lo que sienten y lo que ven.
Tom Paine, en “La Edad de la Razón” decía…la infidelidad no consiste en creer o no creer, consiste en profesar que se cree lo que no se cree.
Es más fácil ocultar un desacuerdo ante algo que se dictamina socialmente, que revolucionar un pensamiento, o una época.
T.H.Huxiey, “La base de la moralidad es…dejar de simular que se cree aquello de lo que no hay pruebas y de repetir propuestas ininteligibles sobre cosas que superan las posibilidades del conocimiento”.
Sucede mucho en nuestra época en los medios publicitarios, ellos son expertos en vender camelos, y por supuesto tienen millones de seguidores que impulsan sus expectativas.
Como dice el autor “La cultura comercial está llena de informaciones erróneas y evasivas a expensas del consumidor”. No se espera que preguntemos. No piense. Compre.
Es una constante avalancha de engaños. Subestima nuestra inteligencia como clientes y como personas. Hay varios científicos que apoyan esas mentiras, cubiertas de supuestos conocimientos científicos, que las empresas venden, por supuesto por dinero, propaganda y cierto reconocimiento público.
Ver la mentira como algo cotidiano y común, pone en riesgo muchos otros males.
Carl Sagan comenta sobre los riesgos que nos trae la compra de camelos y para evitar eso, propone unas herramientas para verificarlo:
Atacar al que discute y no a su argumento
Argumento de autoridad
Argumento de consecuencias adversas
Llamada a la ignorancia
Pedir la pregunta
Entre muchos otros que nos advierte tener consciencia al respecto de los camelos, para poder identificarlos y no ser parte de ellos.
Y finalmente cita a Francis Bacon que dice, “Puede ser que la argumentación no baste para el descubrimiento de un nuevo trabajo, porque la sutileza de la naturaleza es muchas veces mayor que la del argumento”.
Hay cosas que hablan por si solas y no es necesario tener que dar mayor explicación o argumentación. Es fácil quedarse satisfechos.
domingo, 11 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario