CHÁVEZ RAMOS CAROLINA
8 abril 2010
El mundo y sus demonios. Capítulo 12, El sutil arte de detectar camelos
Cuesta mucho aceptar el hecho de que una persona muera y abandone el cuerpo que le pudo pertenecer por mucho o poco tiempo por el hecho de que para los humanos es más fácil asimilar los fenómenos tangibles que pensar es cosas relacionadas con el alma.
En lo personal me puedo identificar con esta lectura ya que mientras la leía me encontraba en la casa de mi abuela que falleció hace pocos meses y mientras estuve ahí tuve varias conversaciones con mi mamá acerca de que le costaba mucho aceptar que su madre ya no estuviera rondando por la casa. Yo le comentaba que uno no se puede aferrar a lo que simplemente ya no existe, que permanezcan fotografías, cuadros, muebles o ropa no quiere decir que la esencia de la persona siga en ese lugar, que es necesario plantearnos constantemente todos los posibles panoramas y hacer ejercicios relacionados con la muerte de nuestros familiares o personas cercanas para no aferrarnos y poder enfrentar este tipo de situaciones.
Yo considero que el cuerpo humano es simplemente una herramienta que utilizamos durante nuestra vida y que al momento de “morir” abandonamos el cuerpo y avanzamos hacia otra etapa. No quiero sonar como fanática de Bryan Weiss y las vidas pasadas, pero creo firmemente en que la vida no se acaba al morir el cuerpo sino que nuestra esencia; llámese alma o energía o como sea, trasciende hacia otro plano.
El hecho de que crea que la vida no se acaba al morir el cuerpo no quiere decir que crea en las apariciones de entidades desconocidas o en las sesiones espiritistas para contactar a familiares muertos. En lo que sí creo, es en el poder de la mente y de la sugestión y que cuando una persona se aferra a creer en algo va a crear las relaciones y los hechos necesarios para hacerlo “real”. Podemos tomar el clásico ejemplo de las consultas que se les hacen a los clarividentes; estas personas no tienen poderes mágicos, sino que simplemente son muy observadoras y el hecho de que la persona que las consulte quiera creer en lo que les dice resulta en que se sugestiona y afirma que todo lo dicho por el clarividente es cierto.
Lamentablemente vivimos en un mundo donde la religión tiene demasiado peso y el creer en cosas que todavía no han sido probadas por la ciencia es un hecho aceptado sin ningún tipo de cuestionamientos por la mayoría de las personas. Yo considero que esto se puede deber a dos factores; la “fe” incondicional de la gente que le da mas peso a sus sentimientos que a sus pensamientos, ó, a la ignorancia y pereza de la gente que prefiere conformarse con formas de pensar que han sido aceptadas a lo largo de muchos años en lugar de volverse personas críticas y analizar cuidadosamente las declaraciones que no concuerdan con la lógica y el sentido común.
Claro que “la ausencia de prueba no es prueba de su ausencia”, por lo que los consejos para detectar camelos me parecen muy útiles para no ser parte de los extremos del creyente a toda costa o del escéptico total, y poder emitir juicios de valor fundamentando nuestras creencias y opiniones.
jueves, 8 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario