ENSAYO- La experiencia de las becarias del Conacyt en el extranjero.
TRIAS GIL, XIMENA
15 de Abril, 2010
La lectura nos describe la experiencia de 6 mujeres científicas estudiando su doctorado en el extranjero. Desde siempre la mujer ha tenido que luchar profesionalmente para obtener un puesto de trabajo, un reconocimiento laboral, siendo discriminada en casi todos los ámbitos y áreas, porque no en el ámbito de la ciencia. Un lugar tan estructurado por hombres desde toda la historia de la humanidad.
Es un pensamiento tan retrogrado, arcaico, pero que definitivamente venimos arrastrando y aún hoy en pleno SXXI es un tema que debe considerarse, eso significa que no ha cambiado ni evolucionado lo suficiente.
A parte querer tener un hijo y poder desarrollar tu carrera de igual modo, es un triunfo y una batalla constante, ya que las entidades laborales, no te apoyan en casi ningún aspecto, todo lo contrario, prefieren no contratarte para su empresa. Y si te contratan restringen al máximo y al límite tu desempeño también como madre, nada es imposible si se quiere llegar a un objetivo y con constante esfuerzo se busca esa meta, pero sí hay muchas barreras que nos ponen a las mujeres al querer desarrollarnos como profesionales.
El Conacyt es el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, que apoya el fomento educativo e investigativo a nivel posgrado. Este se originó desde 1971, la mayoría de los apoyos los han otorgado para estudiar aquí en México, y en mucho menor porcentaje para estudiar en el exterior. En sus comienzos estaba mal estructurado, las becas eran bajas, había problemas con el seguro médico, y tenían algunos problemas para aplicarse.
A pesar de todo esto las 6 mujeres se graduaron y obtuvieron su titulo de Doctoras, las 6 actualmente están trabajando como investigadoras en una Institución Publica en México.
Las tres hicieron sus estudios en diferentes décadas, 70s, 80s, y 90s, las de las dos primeras décadas no tuvieron problemas para conseguir trabajo al regresar, pero las de los 90s, sí tuvieron problemas para conseguir trabajo y sufrieron mucha discriminación por falta de colegas hombres.
Provenían de diferentes estratos sociales bajos y nivel alto, y no todos de familia con carrera científica, ya no es requisito tener una situación económica alta para poder dedicarse a la ciencia. Ya no depende a lo que se haya dedicado su familia, o el nivel socioeconómico que se tenga, depende de la inquietud que tengas desde niño y el estímulo con el que se te pueda apoyar.
Las Doctoras comentan que en el extranjero fue todo lo contrario, en ningún momento sintieron discriminación frente a su género, ellas terminaron su formación de posgrado, a la vez que fueron formando su familia, ahí sí se ve claramente el apoyo a la mujer sin importar por la etapa que esté pasando y viéndola como un igual, un profesional, un colega respetado.
Esperemos que aquí en México y en los países que tienen esta visión, y cambien esa mentalidad medieval, retrograda y discriminatoria que aún manejan, y se enfoquen a lo importante que es tener un país que apoye el desarrollo científico, la investigación, y el nuevo conocimiento. Para poder tener un país prospero, independiente en todos los sentidos, independientes de conocimientos, de inventos, de producción, y de economía.
Que no seamos solo un país de servicios, que no tengamos que cruzar fronteras para conseguir los diferentes recursos; que nuestro país puede perfectamente desarrollarse, tiene todo lo necesario, solo les falta buena actitud y disposición a los que manejan el poder y los recursos. Para que ya no haya más “fugas de cerebro”, como se dice popularmente, que nuestros científicos e investigadores no tengan que quedarse en otros países a trabajar o irse luego de sus posgrados, por falta de recursos, apoyo e infraestructura.
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