ENSAYO - FALLING IN SCIENCE
25 de Marzo 2010
TRIAS GIL, XIMENA
Ésta lectura reúne a cuatro autores que identifican su niñez como engendradora y estimulante para lo que sería su interés y profesión en la vida adulta.
Comienzan hablando de Thimothy Bickmore que vivió y desarrollo sus ambiciones como diseñador, inventor y científico desde un ambiente incomparable y lleno de magia, el circo.
Un espacio donde las fantasías e imaginación se daban de manera natural, era un lugar poco común donde crece y se desarrolla un “científico”, pero justamente esto nos saca del estereotipo de dónde se debe formar un científico y de que gente y ambiente debe de estar rodeado para tal fin, que no debe de ser un ambiente rígido, serio, padres con la misma profesión tal vez, etc. Thimothy nos demuestra todo lo contrario.
El interés, estímulos, creatividad e inventiva, sobre un tema en particular, dependen en gran medida de nuestra curiosidad desde la niñez. De qué cosas nos atraen, nos divierten y nos gusta descubrir, aunado a nuestro compromiso, deseo de lograr nuestras metas, todo es posible.
Luego continúa el autor relatando sobre otros tres personajes, que descubren su interés por la ciencia desde la niñez, a través del tan popular pero no menos valorado juego de LEGO.
Andrew Chu, comenta que a pesar de ser piezas aparentemente tan sencillas su construcción, búsqueda de objetos y espacios fomenta en gran medida la imaginación en la infancia. Pone a discusión de que más adelante hubo una versión mejorada pero que no le satisfago tanto como la primera, ya que traía instructivos y para él acortaban la creatividad y la inventiva.
Scott Brave, para él fue el “comienzo con la ciencia” y el desarrollo del pensamiento analítico. Para Brave sí le parecían adecuados los instructivos del Lego, porque hablaba de que luego se podía ascender de nivel siguiéndolos y nos daba mayor conocimiento.
Joseph Kaye, para él el Lego fue trascendental en su niñez como una forma interesante de experimentar con la inventiva, el descubrimiento y la creatividad.
El dejó de jugar con el Lego a los ocho años luego que se mudo, decía que pasaba más tiempo fuera en el sol y en la piscina.
Eso me recuerda a mi infancia en la que crecí y viví mis primeros ocho años en el campo, me tocaba jugar casi sola la mayoría del tiempo, al aire libre. Me encantaba estar inventando y construyendo casas por todos lados, en arboles, con carpas, etc., inventar historias, y trataba de jugar con el Lego de mi hermano mayor, pero era casi totalmente “reprimida” por él, así que decidí crear mis espacios y objetos por mi cuenta. Con objetos de la naturaleza la mayoría y por supuesto nunca falto tener unas hojas y lápices, para dibujar y diseñar desde muy pequeña.
El Lego como otros juegos, objetos o medios con los que interactuamos en nuestra niñez, son fundamentales y grandes engendradores de estímulos, para nuestras futuras profesiones que desarrollamos en nuestra madurez. Pero lo que no debemos perder como futuros investigadores o científicos, es esa ingenuidad de búsqueda y asombro, que nos cualifica en el paso por nuestra niñez.
jueves, 25 de marzo de 2010
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