sábado, 20 de marzo de 2010

NO HAY PREGUNTAS ESTÚPIDAS

RODRIGUEZ BERMUDEZ MIROSLAVA C.
23 de Marzo de 2010
Ensayo: No hay preguntas estúpidas / El mundo y sus demonios-Carl Sagan

NO HAY PREGUNTAS ESTÚPIDAS es el título de este capítulo, y nos permite cuestionarnos que tanto ejercitamos esta actividad de preguntar sobre los fenómenos que nos rodean sin el miedo a equivocarnos, o que tanto mantenemos esa ingenuidad y curiosidad que seguramente teníamos cuando éramos niños. Y es que esa ingenuidad y falta de miedo al ridículo nos hacían producir preguntas profundas que muchas veces los adultos reusaban a contestar. Y ahora en nuestro rol de “adultos” ¿qué tanto estamos dispuestos a darles respuesta? O por lo menos a planteárnoslas.
Y es tal vez esa ingenuidad infantil que se convierta en soberbia adulta la que no nos permite pensar en aquellas cosas que pasan a nuestro alrededor y que suponemos que conocemos. Sin embargo para una actividad como la que pretendemos emprender –estudios de posgrado- resulta importante comenzar a reactivar este pasatiempo de la niñez. Y me atrevo a decir con toda seguridad, que es precisamente porque tenemos muchas preguntas que estamos iniciando este camino.

¿Y que tanto las instituciones educativas fomentan este espíritu de exploración de los fenómenos? Carl Sagan hace una crítica a la educación y la sociedad en Estados Unidos, expone diversos factores que afectan este espíritu en los estudiantes. Una de ella es -a mi parecer- producto de un erróneo entendimiento de su viejo concepto de “el sueño americano” promulgado por James Truslow Adams (La épica estadounidense, de 1931) y que ya se venía generando desde los colonizadores ingleses, el cual es explotado en películas y todo tipo de medios. Fomentando en la juventud esa idea de que el éxito es tener y poseer cosas. Y por supuesto que la ciencia no es percibida como el medio para lograrlo puesto que ser bueno en matemáticas no conlleva una gratificación a corto plazo. Y los pocos que expresan interés en estos temas son estereotipados como bichos raros.

Una propuesta que hace Carl Sagan para incentivar el interés por la ciencia es por medio de la divulgación, pero no encaminada a especialistas en el área sino a el público en general. La cual requiere que sea escrita o contada en términos sencillos y prácticos para tener mayor impacto en la audiencia, pues no tendría sentido atiborrarlos de términos que solo un especialista podría reconocer. Claro que se requiere cierto talento para poder explicar conceptos científicos de manera sencilla. La difusión de la ciencia podría animar a los estudiantes a elegir carreras en física, matemáticas, biología; pero también para desarrollar ese pensamiento crítico y analítico que se requiere para cualquier disciplina lo cual da paso a la creatividad y a la innovación. Para esta difusión creo que no deberíamos despreciar los medios que ahora se tienen al alcance como las redes sociales tales como Twitter, no solo limitarnos a revistas especializadas y libros. Finalmente si se trata de difundir información que mejor que aprovechar lo que la tecnología nos ofrece para llegar a un público más amplio.

Para finalizar me parece muy relevante de la lectura esta idea de mantener siempre esta actitud de cuestionarnos y reflexionarlo todo, lo cual finalmente es la base de la filosofía. Y es esta curiosidad la que nos ha permitido como humanidad avanzar en todas las disciplinas del conocimiento.

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