RODEA CHÁVEZ ALEJANDRO
18 MARZO 2010
Lectura 1, El mundo y sus demonios
Considero que el texto es rico en su contenido, de fácil lectura y lleno de anécdotas que permiten tener un sinfín de interpretaciones.
La más obvia creo, es la que evidencia que todo aquel personaje que te permite avanzar, te insta a conocer y a cuestionar las cosas es un individuo que uno desearía tener siempre cerca. (Ello también aplica a no individuos, sino entidades). También veo una insistente puntualización en que, como indica el dicho popular, la educación se mama, aunque por supuesto la educación formal o escolarizada, puede tener grandes frutos en definir y estructurar los conocimientos, dándoles forma y seguimiento a los avances que se logren.
Quizá de lo más importante a resaltar, es que el carácter inquisitivo y deductivo, así como el ansia por conocer y la determinación de realizar las cosas que uno desea, son características que de no ser por situaciones muy especiales, sólo desde que se es niño, mediante el apoyo familiar, puede prosperar digamos, de forma adecuada o suficiente, de tal suerte que permita el desenvolvimiento del individuo más allá de lo estrictamente necesario.
En cuanto a las experiencias que se relatan en el texto, creo que cualquier persona podría intercambiarlas por las propias, reinterpretando los significados que a cada una de ellas pudiera dar y aún así podría entenderse el concepto de todo el texto, mas habría que destacar la forma, el énfasis impreso y los apelativos que se usan durante el mismo, pues permiten disfrutar el goce que el recuerdo de esas personas y situaciones genera en el auto.
Emocionalmente, me parece que haber logrado los avances escolares, los conocimientos que parece poseer el autor y la capacidad de reflexión al respecto, es un privilegio que no toda persona alcanza tener, más aún, muy pocas personas pese a los conocimientos adquiridos a lo largo de sus vidas, logran ver reflejados en sus acciones diarias la influencia de quienes en su momento, les abrieron camino o les compartieron algo de su conocimiento. Obvio, saber que alguien te ayudó (y quizá te sigue ayudando) y hacer de su conocimiento el aprecio que le tienes por lo mismo, es algo que todos deberíamos promover y realizar más a menudo.
Finalmente, es evidente la relación existente entre el quehacer de estudiar, conocer, investigar o cualquier situación relativa al trabajo intelectual con el placer de hacerlo. Percatarse de que se sabe muy poco, pero que lo poco que se sabe tiene tantas implicaciones en la vida, hace que uno pueda maravillarse y apasionarse por el conocimiento en sí, y que desee transmitir tal sensación a los demás.
jueves, 18 de marzo de 2010
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