jueves, 18 de marzo de 2010

Ensayo 1.- Lectura 1 El mundo y sus demonios - prefacio. De Carl Sagan.

Por Castellanos Barragán, Blanca Elly.
"El deber ante todo, el deber siempre", lema que desde el jardín de niños me fue inculcado no solo como un valor sino como un deber ser, actualmente tatuado en mi memoria e inconsciente.
Tal vez durante la infancia en la que viví no estuve rodeada de tantos niños como los adultos que frecuentaban tanto a mis padres como al asistir de oyente y de compañía a clases "de adultos" a los que solía ir mi madre.
Sin embargo, retomando el lema antes dicho y que fue enseñado durante más de diez años de la vida de un estudiante común, "nuestro trabajo consistía en recordar lo que se nos había ordenado": el deber primero antes de todo lo que quisieras o tuvieras que hacer, el deber ante todo, el deber siempre. Y le aumento la segunda frase: ciencia y pureza, sin entender con exactitud o nulo entendimiento que tiene que ver la relación de la ciencia y la pureza, sencillamente teníamos que seguir ese mandamiento.
Efectivamente, al ir avanzando en los niveles escolares, y como menciona Sagan, "la Universidad fue la realización de mis sueños", al encontrar profesores que podían explicarme el por qué de ese lema de mi niñez aunado con la explicación de la palabra ciencia y pureza.
Pero con el paso de los años, acostumbrada a ese lema que de cierta manera ha ayudado en mi superación educativa, el continuo aprendizaje impartido consciente y la mayor parte, inconscientemente por mis padres, ha ayudado de manera paralela para llegar al punto en el que me encuentro.
Claro está que aprendí demasiado en la Universidad, pude comprender temas, saber más allá de lo que tenía alrededor como material educativo, pero, estando de acuerdo con Carl Sagan: "... lo más esencial no lo aprendí de mis maestros de escuela, ni siquiera de mis profesores de universidad, sino de mis padres". Que también tatuaron ese lema ahora grandioso a través de la compañía que les hacía en su "mundo de grandes" cuando apenas era tan solo una niña y que me maravillaba sin entender lo que me enseñaban, platicaban y mostraban.

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