jueves, 25 de marzo de 2010

Ensayo sobre lectura 4: Falling in Science

XAVIERA SÁNCHEZ DE LA BARQUERA ESTRADA

25 de marzo del 2010

“Falling in love, falling in science…”

Desde la espectacular ilusión del circo, hasta la sencillez de un juego de niños, pueden ser escenarios perfectos para generar la atmosfera de curiosidad, imaginación, dinamismo interior entre muchas otras cualidades que son capaces de suscitar el inevitable enamoramiento por la ciencia.

Seguramente no existe niño alguno que no se sienta maravillado por sus propios descubrimientos a través del juego; la naturaleza de la exploración y reconocimiento de su entorno, la envidiable apertura a lo nuevo y la constante búsqueda de la experimentación los lleva a esa satisfactoria sensación del hallazgo personal.

Cuando en la infancia nos encontramos ante el asombro de lo recién descubierto, el corazón nos late más deprisa, un estado de felicidad nos llena de emoción y nos hace buscar esa sensación nuevamente. Eso podría ser el amor a primera vista con la esencia de la ciencia, con la fortuna de desconocer lo que con los años nos hacen percibir como “el complicado mundo científico”.

Cada uno de los personajes que cuentan sus experiencias en ésta lectura, me provocaron una introspección en más de un sentido. Para Timothy Bickmore, el exótico ambiente circense lo expuso a una realidad poco usual. Al igual que su tenacidad e inventiva, no dejó de sorprenderme, la sensación de seguridad y satisfacción que le provoca diseñar y construir. ¿No es quizás éste tipo de experiencia lo que nos hace parecidos a él? ¿Qué es lo que nos provoca diseñar y habernos decidido por ésta profesión?

Andrew Chu enfatiza en como la sencillez de la piezas del lego, fomentan la imaginación en la infancia, provocan el conocimiento por la experiencia; por el contrario, nuevas versiones “mejoradas”, con mayor realismo e inclusive con instructivo de su uso, limitan la creatividad, entorpecen la inspiración. Recuerdo ese tipo de encuentro con juguetes que subestiman nuestras capacidades, mecanismos complicados donde la “diversión” es apretar un botón. Tantas veces preferí jugar con elementos simples que me permitían inventar lo que en ese momento me imaginaba, un ejemplo de esos objetos fueron botellas vacías de crema y shampoo que me gustaba juntar por sus formas, tapas de diferentes envases y los tuppers con los que me dejaban jugar y hacer innumerables formaciones. Concuerdo con él en que la parafernalia de los nuevos juguetes en muchos casos interrumpe el pensamiento creativo.

Contrastando la idea de los instructivos de Chu, para Scott Brave ese fue el comienzo con la ciencia y con el pensamiento analítico. La experiencia con piezas más sencillas en un inicio le permitió comprender el proceso y subir la dificultad sucesivamente, así pudo guiarse con los instructivos pero pensar más allá. Esto me hizo pensar que la conciencia del nivel que podemos ejecutar nos mantiene con un objetivo alcanzable en cualquier ámbito de la vida. Me parece sustancialmente importante conocer nuestras limitaciones, esto facilita investigar lo que requerimos saber y juntar todas las piezas para la meta. Plantearnos un reto asequible, tomar decisiones, analizar, planear, investigar y experimentar son parte de las acciones que ayudarán a evitar la frustración y fracasar en el intento de un logro.

Finalmente para “Jofish” Kaye como para algunos de los anteriores, el LEGO fue trascendente en su forma de experimentar con la inventiva. Las anécdotas de varios de ellos con sus hermanos y el juego me hacen inevitablemente recordar como Alonso, mi hermano 3 años menor y yo podíamos pasar horas jugando con las piezas de LEGO que siempre eran regalo para él, pero que disfrutábamos juntos. Construíamos muchas veces formas por el mero placer, sin ninguna intención figurativa, continuábamos por días la construcción y parecíamos hacernos parte de esas piezas. Hasta hoy recordamos con nostalgia el LEGO, sobre todo un grupo de bloques gigantes donde cada pieza medía 30 cm aproximadamente y nos permitía hacer formas donde interactuábamos directamente, mesas, cuevas, asientos, contenedores de las piezas más pequeñas y muchas otras formas. Actualmente ambos tenemos relación en el área creativa, Alonso enfocado al grafico y animación mientras que yo a los objetos. Durante nuestra vida hemos compartido el gusto por las formas y colores, hemos realizado proyectos al respecto en común y me considero afortunada de tener una comunicación creativa como la que poseemos. Tal vez podría ser efecto de las largas horas de LEGO compartidas, la que nos hizo enamorarnos del proceso creativo.

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