martes, 23 de marzo de 2010

Ensayo 3: Lectura 3.- No hay preguntas estúpidas - cap. 19 - Carl Sagan. El mundo y sus demonios.

Castellanos Barragán, Blanca Elly.

Martes 23 de Marzo 2010

Ensayo 3 - No hay preguntas estúpidas.




Nos sentimos seguros sin saber, dentro de nuestra ignorancia.
El que nada sabe, nada teme.


¿Por qué cuando las personas están en su etapa de niñez, el preguntar sobre cualquier cosa no es algo tonto?
No por haber crecido, y haber aprendido en ese transcurso hacia la madurez humana se conozca y sepa todo como tremenda enciclopedia con pies. Aunque tal vez, al sentirse que ha crecido lo suficiente para ser autosuficiente, también se piense que debe de saber todo y es malo hacer las preguntas de un por qué.
Otra de las razones del por qué ya después de la niñez no se pregunta o cuestiona el por qué de algo, es porque los padres o personas adultas comienzan a detener ese cuestionamiento nato del niño, porque se les hace tontas las preguntas o porque no sabrían que responder al no saber exactamente la respuesta, y es así como van callando y cerrando la idea de poder preguntar sin tener miedo. Claro está, nos sentimos seguros sin saber, dentro de nuestra ignorancia. Y al momento de interrogarnos y sacarnos de nuestra comodidad de “sabiduría”, comienza el miedo de no saber y de saber que hay algo más allá.
“Los niños muestran un entusiasmo enorme. Me hacen preguntas sobre detalles. No han oído hablar nunca de la idea de una … Los estudiantes de instituto han perdido el placer del descubrimiento, les preocupa hacer preguntas …”
El que pregunta, saber quiere.
Como menciona Sagan, existen todo tipo de preguntas, desde las ingenuas, tediosas, con crítica… hasta las mal formuladas; pero toda pregunta es un clamor por entender el mundo; claro está, no solo el mundo, sino hasta saber el por qué de nuestro desarrollo, de nuestro cuerpo, del color de piel distinto de nuestro amigo, de invenciones, de guerras, de dios y las religiones: del todo.

Y creo que por cerrarnos a cuestionar, y de no permitir que nos cuestionen o cuestionen, nos estamos volviendo verdugos tanto de nuestros profesores, como ellos de sus alumnos; haciendo que, por medio de detener las preguntas, los posibles futuros investigadores, científicos, médicos, arquitectos, etc., no lleguen a serlo por falta de las oportunidades de preguntar y así saber más y tener el gusto de investigar a fondo. Y los alumnos callan a los profesores porque está el supuesto que, el profesor para qué quiere saber eso, si ya lo sabe, ya lo estudió, y creen que los quiere poner en ridículo frente a sus otros compañeros.
Los científicos se preguntan, los maestros enseñan, los alumnos aprenden y deben preguntar todo, y por qué no, los científicos pueden preguntar a los maestros y a los alumnos, los alumnos al maestro y al científico, y el maestro al científico y al alumno.
Me parece que lo importante para saber más, es contar con el apoyo tanto de nuestro profesor, de nuestros padres, y hasta de los científicos, que nos hagan reflexionar, nos induzcan a razonar y a efectuar preguntas, cualquier tipo de preguntas, para que podamos salir de nuestro hoyo negro de ignorancia y de temor.

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