jueves, 18 de marzo de 2010

Lectura 2, La educación, Ikram Antaki A. RODEA

RODEA CHÁVEZ ALEJANDRO
18 MARZO 2010
Lectura 2, La educación, Ikram Antaki
Indudablemente relacionada con la lectura anterior, ésta tiene un “toque” mucho más inquisitivo, de reclamo o queja sobre la situación “actual” que en el entorno educativo se vive. ( me imagino pasa no sólo en México, si no en muchos otros sitios).
Con una argumentación contrastante, comparando el antes con el ahora, se intenta hacer notar todo la involución que ha acarreado la falta de rigor, de orden o con las palabras del autor “disciplina” que hoy por hoy permea en las instituciones educativas. Así, la flacidez en las interacciones profesor-alumno debilita, según el texto, la posibilidad de un aprendizaje en el alumno.
Por otro lado se hace patente la preocupación por la intervención (o la falta de ésta) del círculo familiar y social en contribuir a la formación de los estudiantes, reiterando la importancia de tales pilares en el proceso de educación, más allá de lo que en las escuelas (educación formal) pueda hacerse para fomentar tal proceso. Considero que se percibe una decadencia constante en la institución educativa desde hace ya varias generaciones (todo aquel que haya intentado dar clases de forma institucional podrá constatarlo) que cada generación nueva que llega a nuestras aulas suele tener deficiencias “básicas” con mayor notoriedad que en las anteriores, lo que frecuentemente nos lleva a concebir que algo no se está haciendo de forma correcta en los niveles de educación previos. Basta con preguntas elementales sobre matemáticas, historia o del idioma en general para tener idea de este fenómeno.
No obstante lo anterior, también es importante, tal vez en mayor medida, reconocer que las habilidades necesarias para desarrollarse en la actualidad, son más complejas (al menos de interpretar por uno que está del lado de los que supuestamente ya sabemos) y que se requieren métodos complejos, complementarios a los aprendidos y usados por cierto tiempo para “empatar” los contenidos con los alumnos que deberán entenderlos y asimilarlos.
Esta simple pero evidente brecha generacional pone de manifiesto que cada vez con mayor definición, la diferencia en los modos de hacer, de aprender y comprender dificultan la transmisión (a la manera antigüita) de los conocimientos.
Existen sí, nuevas y muy potentes herramientas computacionales, tecnológicas en general, que “facilitan” la labor docente. Estas herramientas muchas veces son manejadas con más destreza por los propios alumnos que por los profesores y que podrían ser un gran vínculo comunicativo para este fin, mas a uno como profesor, le implica redoblar esfuerzos, aprender esas “nuevas habilidades” “además” de lo pertinente a la materia o asignatura que se imparte.
La actualización permanente en distintos ámbitos entonces se vuelve indispensable para el profesor si es que quiere “seguir el paso” a las generaciones (habrá que considerar las posturas que indican que la enseñanza debe estar centrada en el aprendizaje (el alumno) y no en la enseñanza (profesor)).
Por otro lado, el lenguaje verbal, “crudo” al cual desde que se inventó hemos recurrido, parece no tener ya efecto comunicativo si no va acompañado de presentaciones power point, videos, animaciones o cualesquiera de las muchas herramientas accesibles para ello. En sí, la capacidad de entendimiento del lenguaje abstracto se está perdiendo.
Finalmente, creo es muy importante reconocer varios problemas específicos que deben ser resueltos para mejorar esta situación: la falta de compatibilidad entre herramientas para el aprendizaje y quienes las deben usar; el desequilibro en rigidez o flexibilidad de las instituciones para “facilitar” el aprendizaje; y la ausencia de habilidades elementales en las nuevas generaciones por mencionar sólo algunos.

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