jueves, 6 de mayo de 2010

Ensayo sobre lectura 9: El arte de hacer investigación (de Christiane Dosne Pasqualini)

SÁNCHEZ DE LA BARQUERA ESTRADA XAVIERA

6 de mayo de 2010.

Un ambiente propicio y algo de suerte….

A través de diferentes experiencias con las que hemos tenido contacto a lo largo de las lecturas hemos conocido el acercamiento de distintos personajes a la ciencia e investigación, en todos el eje común es su vocación y la tenacidad por el descubrimiento. Todos ellos relatan distinto origen, sin embargo los factores externos a los que fueron expuestos en cada caso en particular, apoyaron el crecimiento de una curiosidad nata hasta convertirlo en una vida dedicada a la investigación de profundidad.

Christiane Dosne con un árbol genealógico lleno de científicos, reconoce aquellos factores que enriquecieron sus expectativas de la ciencia, la importancia de la motivación no solo familiar como lo fue en su caso, sino de importantes figuras que le contagiaron el amor por la investigación durante su comienzo. Su intención por el conocimiento se vio acompañada de los hilos del destino y el apoyo de su mentor.

Ella nos describe un ambiente que evidencia la proliferación de conocimiento, donde la energía fluía en la generación de investigación y bajo la apasionada dedicación del científico Bernardo Houssay, pero sobre todo Dosen destaca la dedicación, la sistematización, y la constancia con que se hacía, se escribía y se publicaba. Todo el entorno se basaba en la estimulación, como nos narra.

La serie de características que le dejó su experiencia apuntan a un ideal para hacer germinar la esencia del conocimiento. La convicción, el esfuerzo compartido, la libertad de aprendizaje y el entusiasmo personal que en un ambiente propicio es inyector de fuerza y empuja hacia el trabajo con resultados positivos.

La cariñosa visión de Christiane Dosne por su quehacer me lleva a preguntar, ¿qué es aquello que nos mantiene en el deseo de comenzar una investigación? Nada de esto tendría sentido si nuestra voz interior nos llama en otra dirección. Nos encontramos en la punta de flecha que puede tomar cualquier rumbo, ese rumbo debe ser dirigido por el deseo que nos motiva.

Dentro de lo agitado que puede resultarnos este momento que requiere de nuestra energía para lograr el esqueleto de nuestro proyecto, alrededor de tareas, clases, información de todo tipo, trayectos y un sinfín de ruido exterior, debemos aplicar el dicho que nos recuerda la autora “Stop and reconsider”, en la reflexión todo cobra sentido. Es ahí donde encontramos el entusiasmo personal, aquel que sólo nos pertenece a nosotros mismos y que debemos saborear para hacer crecer nuestro esfuerzo.

Para amar el compromiso que requiere la dedicación a una investigación, ésta debe llenarnos de curiosidad, debe provocarnos, en la medida en que se vuelva nuestra, cabrá en nuestra forma de vida y nos mantendrá en su rumbo.

Con ese llamado interior, tendremos los ojos abiertos al contagio de esos factores que vienen de afuera, seremos capaces de tomar las oportunidades y de sentir “la suerte” que complemente nuestro esfuerzo.

Atendamos nuestra búsqueda interior para darle sentido a nuestro proyecto que puede ser un rumbo de vida dentro de la investigación.

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