miércoles, 12 de mayo de 2010

Lectura 11

TORRENTERA TORRENTERA YAZMIN
13 de Mayo del 2010
PRESOS DE LA TECNOLOGÍA
Alan Cooper
Esta lectura muestra el punto de vista del autor ante la introducción de la informática en todos los aspectos de la vida cotidiana. A partir de la revolución industrial, el desarrollo de la tecnología ha tenido cambios radicales, de la mecanización a la automatización, la electrónica y las computadoras juegan un papel primordial en los artefactos que utilizamos día con día. En principio, se supone que la tecnología debe ayudar a resolver problemas del hombre y facilitar la vida poniendo a su alcance opciones para hacer más sencillas, rápidas, y disminuir el esfuerzo o agotamiento en las actividades comunes; desgraciadamente, en la actualidad, el avance tecnológico no siempre logra éste cometido.

En el mundo moderno, la mayoría de los artefactos que utilizamos para realizar o resolver las necesidades básicas utilizan computadoras. Esto tiene muchas ventajas en el sentido económico o de producción, pero; apoyando la posición de Alan Cooper respecto al uso final de todos estos aparatos, creo que en realidad aunque son cada vez más sofisticados, son más difíciles de usar, confusos y complicados para el usuario final.

El autor hace referencia a varios ejemplos en los que la falta de comprensión total de las nuevas tecnologías en artefactos por parte de los usuarios finales ha generado errores graves e incluso fatales, donde siempre se culpa al “error humano”, cuando el fondo del problema está en el diseño de artefactos. Menciona que el software de las computadoras en general sigue una serie de órdenes y a su vez dan respuestas precisas y detalladas, pero que en muchos casos son erróneas o difíciles de interpretar, comunicándose con el usuario pero de manera ineficiente.
Muchas veces, el usuario se conforma con un accesorio o aparato por su buena apariencia, pero se frustra por su falta de funcionalidad o por la complejidad que requiere su uso, cuando un accesorio más viejo, mucho menos sofisticado o tal vez hasta feo, cumplía con su función de manera excelente y sencilla, sin tener que quebrarse la cabeza para entenderlo.

Hace una crítica extensa sobre todo esto y culpa a los programadores e ingenieros creadores de éstos productos. Menciona que ellos realizan sus diseños en función de la facilidad economía que para ellos representa el trabajo de programar y que no piensan en la sencillez que debe tener para el usuario común y corriente que no tiene su misma preparación o criterio. Entonces no crean basándose en el usuario, crean para ellos mismos, su círculo de profesionales y una minoría de población que ha logrado resignarse ante estos cambios o entender cómo funcionan.

Según el autor el diseño abarca muchos aspectos, uno de ellos y tal vez el más importante es al que llama “diseño de la interacción”, que es el diseño que afectará directamente al usuario final. Este abarca el “diseño conceptual”, el de “comportamiento” y el “diseño de interfaz”. Se trata de diseñar desde el principio pensando en el usuario, buscando la manera de que la manipulación del tenga una correspondencia con el comportamiento del objeto diseñado para que el usuario se sienta en control de la situación, es decir, que haya menor “fricción cognoscitiva”. Otro aspecto sería el “diseño del programa”, el cual, en base a lo anterior, se dedica exclusivamente a crear el programa (lo cual implica también una gran creatividad y conocimientos). Según él, si se dividiera de esta manera el trabajo de diseñar un artefacto, con personas especializadas en cada aspecto, se lograría realmente un buen diseño, un diseño para todos.

El autor tiene mucha razón, desde mi punto de vista, su visión y la respuesta que da a estos problemas son bastante válidas. Se supone que la tecnología debe ayudar a mejorar la vida de las personas, no a complicarla y el diseño juega un papel importantísimo en el camino de ésta para lograrlo o no. Desgraciadamente, es difícil enmendar este error ya que la mayoría de los usuarios estamos resignados o nos conformamos con las soluciones que nos dan ante un problema, ya que son las únicas soluciones que tenemos. Así, aunque cada vez sean más sofisticados nuestros aparatos y más funciones tengan, terminamos aprendiéndonos el conjunto mínimo de características que nos son útiles y que nos son más sencillas de entender e ignoramos el resto, lo cual es, desde mi punto de vista un desperdicio de tecnología.

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