miércoles, 17 de marzo de 2010

El mundo y sus demonios (prefacio)

BREÑA SÁNCHEZ, MATILDE
marzo 17, 2010
Ideas entorno al prefacio de El mundo y sus demonios de Carl Sagan

Lo primero que llama mi atención de esta invitación al libro del escritor es su tratamiento coloquial con un fuerte sentido de intimidad, lo que hace que la narración sea expresiva y asequible. Nos relata hechos y pensamientos de su vida como niño que puden parecer nimios, pero que vistos al paso del tiempo fueron eventos que determinaron su formación como persona. Pondera especialmente la credibilidad y confianza que sus padres le otorgaron en un ambiente seguro del que describe detalles que dejan entrever la constante atención y cariño que le proferían a la par del rigor de la conciencia. De sus reflexiones se percibe que las personas que causaron una influencia importante y favorable sobre su persona fueron aquellas que más allá de su inteligencia y preparación se avocaron a inducirlo, formarlo e instruirlo con la voluntad y la convicción de hacer lo que correspondía de la mejor manera que les era posible.
De los distintos momentos que relata no me deja de sorprender la descripción que hace de la Feria Mundial de Nueva York, particularmente el mensaje que imperaba en la exposición de los avances tecnológicos y del supuesto "mundo del mañana", mas aun cuando considero que se trataba del año en que comenzaba la segunda guerra mundial, es irónico y absurdo ya que en estas exposiciónes se presentaban unicamente los proyectos elaborados en los países más ricos e industrializados; queda claro que no hablaban de naciones ajenas a sus condiciones, las que entonces, como ahora, son la mayoría. Tampoco existía una noción de globalidad o de identidad -como ser humano- con la gente de otras culturas, idea que se ha generado en la actualidad gracias a las nuevas posibilidades de comunicación simultánea.
Hacia el final del prefacio retoma la figura del maestro como aquel personaje en nuestra vida que nos inspira, nos dicta un forma de ser y hacer a partir del ejemplo de sus acciones y del respeto de los intereses e inquietudes de sus alumnos, plantea entonces, la inevitable comparación de esta idea con la que ahora impera de la práctica docente, deja suponer la carencia de admiración, compromiso y respeto que inspiran los maestros actualmente en general. Pareciera, a la ligera, que es un oficio en desuso.

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