miércoles, 17 de marzo de 2010

La Educación

BREÑA SÁNCHEZ, MATILDE
marzo 17, 2010
Reflexiones sobre el ensayo La educación de Ikram Antaki

De este documento hay una serie de planteamientos que generan al menos desazón, sino que frustación, impotencia y tristeza, más aun cuando se considera que debió haber sido redactado, al menos, hace unos diez años. Años en los que ni las políticas sobre la educación en este país, ni el condicionamiento de la enseñanza a cotos de poder y al sindicalismo docente han cambiado, reflexionar sobre este hecho, es quizá, lo que puede generar aun mayor desconcierto. Desde que yo recuerdo he oído decir que una de las graves deficiencias de esta nación es su educación, que es debido a ello el estancamiento en que se encuentra; ya desde antes de la aparición en escena de 'La maestra' se tenía conciencia de ello, lo que me conduce a pensar que en realidad en los últimos 40 años no ha habido un gobierno en este país que haya tenido realmente el interés, y ni mucho menos el objetivo, de cambiar la serie de condiciones que de manera tan vehemente y clara expone Ikram Antaki.
De momento puede parecer idealista la figura que conforma la autora de lo que debiera ser el maestro, sin embargo, al considerar el punto de encuentro que significa este personaje en la sociedad entre generaciones, entre el conocimiento y la ignorancia, la experiencia y falta de ella, entre lo social y lo privado, lo íntimo y lo público, se puede entender el porqué de su relevancia y de la gran importancia de su compromiso con el oficio y su comunidad, compromiso que considero imposible de establecer de no ser que exista la vocación por la enseñanza.
El hombre a lo largo de su historia no ha dejado de pasar de uno a otro extremo de las ideas que fundamentan su compartamiento para cualquiera de los distintos aspectos que lo conforman. Los sistemas activos o semi-activos de educación son relativamente nuevos, hasta hace 25 años era muy complicado hallar una escuela que no fuera tradicional, en el mejor de los casos, ya que en un alto porcentaje de ellas la enseñanza y formación de los infantes se acotaba dentro de un extricto ambiente de temor, de ahí que no sea del todo extraño el que en la actualidad lo límites y las normas, tanto en las instituciones educativas como en los hogares, se hayan relajado al extremo. Me parece que una de las consecuencias graves de ello es la perdida del sentido de autoridad, con el que también se ha perdido el respeto y la sutil distancia que permitía la sana confianza y comunicación entre educandos y maestros. Este conflicto, que probablemente tuvo su origen en las aulas, se ha generalizado a todos los ordenes de la sociedad, como se afirma en el ensayo; es decir, se ha democratizado, lo que en la actualidad torna muy complicado las relaciones que conllevan algún tipo de jerarquía, sea jefe-trabajadores, padres-hijos, adultos-niños ya que por mero principio y simple reacción se ha formado, en las últimas décadas, a las personas de este país a oponerse a cualquier tipo de autoridad, a no acatar reglas y a actuar de manera induvidualista y arbitraria, actitudes que para muchos denotan la "fuerza de carácter", como si se tratara de una virtud.
Considero que revertir esta situación de manera general es responsabilidad del gobierno a través de las políticas públicas, de los medios de comunicación, de las instituciones educativas de orden privado, y de cualquier tipo de organización social. No obstante, esto no nos exhonera como individuos a tomar una actitud crítica, responsable y comprometida para que desde nuestro quehacer particular cooperemos a reencausar la formación de las nuevas generaciones hacia un mejor y más seguro puerto.

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