miércoles, 17 de marzo de 2010

Ensayo: El mundo y sus demonios / Carl Sagan

RODRIGUEZ BERMUDEZ MIROSLAVA C.
18 de Marzo de 2010

El prefacio de este libro escrito por Carl Sagan es por un lado un interesante relato de cómo es su aproximación al mundo de la ciencia a una temprana edad aun cuando sus padres no tenían fundamentos en esta área y por otro lado resulta una crítica al sistema educativo en este caso el americano.

Sin embargo me parece que esto no es exclusivo de Estados Unidos, en lo personal recuerdo haberle comentado a un maestro de Química en la secundaría sobre un artículo que acababa de leer y en este se mencionaba que, científicos suizos habían formado con átomos la palabra IBM y que ¡además se tenía una fotografía! Claro que para mí era una noticia increíble, aunque en ese momento no sabía muy bien que implicaciones tenía ni que utilidad podría dársele. Y obviamente esperaba una respuesta entusiasta de parte del profesor, sin embargo, me tuve que conformar con un decepcionante: no creo que eso pueda ser posible.

Tal vez por esto me identifique un poco con el prefación de Carl Sagan en el sentido que la educación básica en escuelas públicas en México no te da las herramientas necesarias para entender de manera lógica la ciencia o para despertar esa curiosidad ante los fenómenos. Simplemente se limita – como bien lo ejemplifica el prefacio – a obligarnos a aprender de memoria leyes, teorías o cifras sin un interés real en que estos conocimientos permeen en la mente del estudiante y le permitan echar a volar la imaginación mas allá de limitarse a recitar de memoria. Cuantas veces quise aprender ciencia como en la serie televisiva El Mundo de Beakman.

En la escuela básica estos conceptos científicos no son más que una mala o buena calificación, sin embargo en la Universidad se nos aclara un poco la visión y nos permite ver para qué era útil el cálculo diferencial o la geometría analítica. Aunque esto no se limita a las ciencias si no también a la humanidades. Es en la universidad cuando muchos conceptos que nos parecían tan ajenos se vuelven más claros y llegamos a entender porque era necesario saberlos y cuál es su utilidad en la vida práctica.

Es muy interesante ver la pasión de quien encuentra su camino en la vida en la descripción que hace Carl Sagan de las clases que recibió en la Universidad Chicago. En lo satisfecho que se siente de haber compartido ideas con un Premio Nobel en Química como lo fue Harold Urey o lo enriquecedor de haber trabajado con un Premio Nobel de Medicina como H. J. Muller entre otros. Y creo que aquí todos podríamos recordar a algún profesor en la Universidad que hizo la diferencia, que nos marco la pauta, que nos inspiro. O incluso lo enriquecedor de discutir con nuestros colegas los temas más polémicos de cada una de nuestras profesiones en los corredores de nuestras universidades.

En cuanto a sus maestros Sagan menciona con cierta añoranza que en su época de estudiante los profesores eran seleccionados por su capacidad de enseñar e inspirar a sus alumnos en contraste con lo que en su opinión pasa posteriormente.

Cabe destacar que la Sagan concluye con un agradecimiento a sus padres, que no tenían una formación científica quienes no cuestionaron la profesión que su hijo había elegido y le dieron la libertad que el necesitó para desarrollar su área.

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