jueves, 29 de abril de 2010

ECHEVERRÍA ARJONILLA LEONARDO - Lectura 8

29-04-2010

Lectura 8
Ciencias y Humanidades ¿Mundos separados?
Leticia Loza Trejo

Hasta ahora discutíamos la estigmatización de la ciencia por parte de la sociedad,
y como ha afectado al desarrollo de científicos en nuestro país. Pero también hay que
analizar la postura de la ciencia frente al arte. ¿Por qué los científicos rechazan
el sentimiento que el arte enaltece? Desde los tiempos de Platón se habla de cierto
desprecio que este tenía por Homero, no entendía como se le podía dar el título de
gran maestro por haber escrito unos cuantos versos, a comparación de las enseñanzas
de su maestro Sócrates (libro X de República y Leyes, de Platón).
La ciencia ha despreciado al arte en gran manera por la falta de logros con una
utilidad o valor real, entonces deberíamos cuestionar en concreto los logros
tangibles de los científicos.

Acaso no fueron los avances de la ciencia atómica los que produjeron una de las
peores tragedias de la historia, acaso no es el llamado progreso de la revolución
industrial la causante de pobreza y degradación social. ¿Ha sido un precio justo a
pagar a cambio del desarrollo del conocimiento? Sin duda muchos avances científicos
han resuelto innumerables enigmas en nuestra vida y permiten que hoy en día al
sociedades funcionen como tal, pero es una verdad indiscutible que el arte no ha
acarreado la miseria que nos deja la estela del conocimiento científico.
Pareciera que la ciencia ha olvidado al ser humano y su calidad de vida como
principal motivante de sus investigaciones, para servir solamente a la ambición e
intereses que persiguen un fin económico, los cuales han logrado mucho contra la
humanidad.

No hay que perder de vista que el análisis de la lectura no nos lleva a contrariar
estas “dos culturas”, sabemos que son muy diferentes y persiguen ideales distintos, y
son estas diferencia las que muchas veces empujan a las personas a tomar un lado
definitivo. Y es que se ha perdido la noción de que ambas culturas se complementan.
Una obra artística puede fomentar la creatividad de un científico y viceversa. Y no
solo es importante que amabas puedan estimularse, sino que un individuo que pretende
estar bien educado debe conocer de igual manera ambos lados, y solamente así podrá
hacer una crítica de alguna de las dos, pero independientemente de la postura que uno
tome, lo valioso es el conocimiento de ambas. Hemos olvidado que ambas culturas surgieron
para explicar el mundo y reflexionar acerca del mismo.

El perfil del hombre renacentista el cual lograba el equilibrio de ambas partes ha quedado rezagado en la historia, la sociedad contemporánea no da espacio para esto,
uno tiene que elegir concretamente su vocación, decidir por un lado. Creo que Charles P. Snow plantea un argumento muy sólido e importante. La falta de un conocimiento equilibrado
ha tenido repercusiones negativas en la educación y por lo tanto en las acciones que
tomamos cuando salimos al mundo como adultos. La contrariedad que se ha creado entre las “dos culturas” ha sido la responsable de desarrollar personas incompletas, ignorantes de
uno u otro. Incluso arriesgadamente se podría culpar de esto a tragedias como el
lanzamiento de la bomba atómica sobre Japón, tal vez lo que faltó a los grandes
científicos como Julius Robert Oppenheimer fue una noción humanista antes de aportar
conocimiento y esfuerzo al Proyecto Manhattan. “Ahora me he convertido en la muerte,
destructora de mundos” (verso que vino a la mente de Oppenheimer durante primera
explosión nuclear “Trinity” en Alamogordo, Nuevo México).

El diseño tratando de definir su orientación dentro del espacio del conocimiento,
ha deambulado a ratos en ambas culturas y para muchos es imperativo definir a que
lado pertenece. Creo que conforme pasa el tiempo, más podemos reconocer que el diseño
toca las puertas de ambos lados y no tiene que pelearse con ninguno.
“El diseño es el tributo que el arte paga a la industria” (Architect’s Journal, Paul
Finch) es muy interesante esta cita, ya que en la historia del diseño podemos
apreciar que de cierta forma esto ocurrió casi de manera literal. Muchos se negaban a
rendirle cuentas a la industrialización y defendían a “capa y espada” la importancia
de los valores artísticos y tradicionales que debían conformar a los edificios,
objetos, etc. Pero finalmente fue el arte la que cedió ante el apabullante
crecimiento de la sociedad industrializada y el diseño surgió para responder a las
necesidades modernas.

Me parece más acertado decir que el diseño es un punto de convivencia entre la
ciencia y las humanidades. Pienso que el diseñador (sea industrial, gráfico, textil o
interactivo) de hoy en día no puede jactarse de serlo si no tiene un conocimiento
pleno de las “dos culturas”. Por lo tanto creo que la educación para los diseñadores,
como para todas las profesiones, debe incluir el desarrollo de la “tercera cultura”
para asegurarnos de no estar formando individuos incompletos.
Como diseñadores debemos utilizar una metodología con un rigor que no abandone la
ciencia, pero que permita la creatividad.

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