jueves, 15 de abril de 2010

La experiencia de las Becarias

HERNANDEZ ROMERO YISSEL
14 – Abril – 2010
LA EXPERIENCIA DE LAS BECARIAS

Estudiar en el extranjero implica algo más que prestigio personal y académico, para el país que financia dichas estancias representa la formación de recursos humanos que definirán las generaciones futuras así como el curso que tomara el conocimiento, siempre y cuando los becarios regresen o bien se les den las oportunidades para aplicar lo aprendido. En México,
el CONACYT es el encargado de gestionar y coordinar dicho proceso, que si bien ha intentado llevarlo de una manera objetiva y equitativa, no ha sido siempre posible; en algunos casos por influencia de una cultura tradicionalista y en otros simplemente por ignorancia.

La lectura plantea el caso específico de investigadoras mexicanas –insertadas en las
ciencias duras- que tuvieron la oportunidad de realizar estudios de posgrado en el
extranjero en diferentes momentos históricos. A primera vista parece un sueño hecho
realidad, sin embargo al analizar cada uno de los casos fue más bien el resultado de un arduo trabajo, de sacrificios personales e incluso de chantajes familiares. Sin embargo,algo común a estas mujeres fue la motivación y el deseo de lograr objetivos, retos que suponían el uso completo de sus capacidades y conocimientos.

Las historias de vida tienen varios puntos en común, el apoyo familiar es uno de ellos. Si bien no fue algo determinante, influyo en la formación de carácter y sobre todo de confianza en si mismas, sin esto último el miedo a dejar la familia, el hogar, la “estabilidad”, no hubiera sido posible. Es de resaltar por otro lado el hecho de que la mayoría procede de zonas geográficas con fácil acceso a las instituciones de educación superior, lo cual de alguna manera facilitó su ingreso a las mismas y no represento el problema de abandonar a la familia durante el proceso académico formativo.

Dejar a los padres fue un momento liberador de auto responsabilidad, comenzar la vida en pareja –y aun mas complicado en el extranjero- implico compaginar la actividad científica con las responsabilidades inherentes a cualquier esposa y en algunos casos del ser madre. Vivir estas dos experiencias de manera paralela significo modificaciones en el planeado cronograma de resultados, lo cual no fue siempre visto de buena manera por quienes financiaban dichos estudios.

Comprender el proceso de ajuste entre dos formas nuevas de vida puede deberse a la
perspectiva de quien tiene el poder de juzgar, siendo hombres en la mayoría de los casos. Es incomprensible que se exija un mismo nivel de trabajo cuando las responsabilidades aumentan de sobremanera, aunque también podría ser juzgada como una mala decisión en tiempo –por parte de las mujeres-, cuando se tienen un proyecto científico de importante magnitud. La pregunta en el aire seria si la hacer investigación científica implica sacrificios familiares y quienes en verdad estarían dispuestas a hacerlo.

Independientemente de las cuestiones de genero, las problemáticas que pudiera tener un investigador en México, radican principalmente en la falta de espacios donde realmente puedan explotar sus conocimientos de una manera digna y bien remunerada, aunado a ello, las mujeres dedicadas a la ciencia se enfrentan contra toda una cultura se superioridad masculina, la cual no termina de aceptar que ambos géneros pueden trabajar de manera conjunta. El cambio se esta dando, tan solo es cuestión de tiempo para que no se hable de excepciones, sino de una práctica común. (Caracteres 2937)

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