jueves, 8 de abril de 2010

ECHEVERRÍA ARJONILLA LEONARDO

8-04-2010

Lectura 5
El Sutil arte de Detectar Camelos
Carl Sagan

camelo.
1. m. Noticia falsa.
2. m. Dicho o discurso intencionadamente desprovisto de sentido.
3. m. Simulación, fingimiento, apariencia engañosa.
(Fuente RAE)

El camelo ha sido utilizado desde los tiempos más antiguos para lograr algo en
concreto, desde motivos inocentes, hasta ambición de poder han llevado al ser
humano a realizar muchos actos infames e inhumanos.
“La infidelidad no consiste en creer o no creer; consiste en profesar que se cree
lo que no se cree. Es imposible calcular el prejuicio moral, si se me permite
expresarlo así, que ha producido la mentira mental en la sociedad. Cuando el hombre
ha corrompido y prostituido de tal modo la castidad de su mente como para someter
su profesión de fe a algo que no cree, se ha puesto en condiciones de cometer cualquier
otro crimen” (La edad de la razón, Tom Paine).
La mentira se dice, es natural en el ser humano y hasta se clasifica en diferentes
tipos. El fragmento citado me lleva a pensar acerca de los primeros momentos de la
historia en que las personas empezaron a mentir en con fines concretos, no
necesariamente “maliciosos” como diría Tomás de Aquino, pero si para lograr algo.
Este grupo de personas o individuo que comienzan a crear falacias, fueron a la vez
ejemplo para otras generaciones más jóvenes. De esta manera convirtiéndose en un
comportamiento que se aprendió y trasmitió, del cual podemos constatar su evolución
a través de la historia. No es igual un discurso político de 1800 a uno del 2010, se
utilizan diferentes recursos y formas de utilizar el lenguaje, se ha perfeccionado el
“arte del engaño”.

Nuestras creencias religiosas son un buen lugar para empezar a detectar camelos.
Estas creencias pueden llevar modificar la forma en que actuamos y no solo eso, sino
la forma en que se comporta una sociedad completa. Han servido para muchas cosas;
desde controlar a la gente, hasta declarar una guerra. Es peculiar la forma en que
las religiones empezaron como una forma de tratar de explicar el mundo, una reflexión
filosófica del ser humano como respuesta a la conciencia de su propia existencia y el
mundo que lo rodeaba. Creo que hay una enorme diferencia de cómo eran las religiones
y su predicamento en sus orígenes, a comparación con la interpretación y percepción
que se tiene actualmente. Como popularmente se dice “Jesús ha de estar revolcándose
en su tumba”.

Argumento de consecuencias adversas, importantísima falacia e invaluable recurso
que ha utilizado la religión para persuadir a los creyentes. Me parece muy valioso el
pensamiento escéptico para detectar camelos y me enfoco en el tema de la religión al
ser esta uno de los más elaborados de la historia. Conforme uno analiza la religión
comienzan a surgir diversas falacias que concuerdan con las expuestas acertadamente
por Carl Sagan y que el mismo ejemplifica con el tema en discusión.

El papel de la educación y la capacidad de análisis es calve en la detección de
camelos. Sin duda la mayoría de las personas no están preparadas para esto y
fácilmente son victimas de los engaños con los que nos enfrentamos en la sociedad
contemporánea. Los discursos políticos entran perfectamente en la definición de
camelo (argumento de autoridad) y es al gobierno al que menos le interesa realmente
educar a la gente (no al estilo de la SEP) para formar mentes analíticas y con
capacidad de criticar y detectar estos engaños. La cantidad de información a la que
nos vemos expuestos es enorme, por lo que aumenta la probabilidad de que la calidad
de la misma sea dudosa. Ante prácticamente cualquier información que recibimos
debemos mostrarnos escépticos y tratar de corroborar su autenticidad y veracidad.

“No se espera que preguntemos. No piense. Compre”. Es absurda la forma en que la
publicidad aprovecha el grado de imponencia y autoridad que tienen los profesionales
de la ciencia, destacando los doctores. Esta figura de autoridad aparece en un
anuncio, afirmando la efectividad de las cualidades de un medicamento, verdades que
en primera instancia se puede interpretar como una hipótesis. Si el observador no
recurre a buscar información para corroborarla, será su única perspectiva por lo
tanto una muy fácil de aceptar. Cuando uno genera una hipótesis la única forma para
afirmarla es teniendo prueba de que es cierta, ya sean datos obtenidos a partir de un
experimento, investigaciones, etc. En ningún anuncio se presentan este tipo de datos
¿Por qué será? Si es el caso se presenta alguna información superficial que no funge
como una prueba sólida. Si estas empresas tuvieran datos reales que comprobaran sus
afirmaciones, sería lo primero que se vería en los anuncios y noticias.

Una vez que las empresas se vieron obligadas a demostrar su veracidad recurrieron,
como en el ejemplo de las tabacaleras, a crear organismos con el fin de desmentir las
acusaciones hechas en su contra. Para lograr esto, manipularon los resultados de los
experimentos (ya que los datos obtenidos de hecho demostraban la nocividad de los
cigarros) y presentaron datos corruptos que indicaban baja nocividad de sus
productos. Este es ejemplo perfecto para crear conciencia en la forma en que se
maneja de la información. Los expertos, medios de comunicación, y hasta las escuelas,
interpretan la información y la presentan en muchas ocasiones como una falacia que
afecta a las personas que la reciben. Los números y estadísticas que aparecen en las
noticias, ¿De que estudio provienen? ¿En que rango de población fueron aplicados? La
información se utiliza vulgarmente, y el público no esta cuestionándola lo
suficiente.
La detección de camelos es una capacidad que en nuestros días es urgente que las
personas desarrollen y apliquen. Como dijo Thomas Alba Edison “No engañes, pero
no te dejes engañar”.

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